lunes, 29 de junio de 2009

Sicosis en el Gobierno


Hambrientos de presentar alguna prueba que indique claramente la Teoría de la Conspiración, enunciada solemnemente por la querida Chichi, todo el aparato estatal se encuentra abocado a una sola tarea: vigilar extranjeros sospechosos. Así que, si usted es blanquito colorao, calza sandalias hippiescas, lleva barba, un polo del Che Guevara o el epistolario del Bolívar bajo el brazo ¡Cuidado! Está siendo observado.

Aquí extractos del testimonio de un periodista uruguayo aparecido en el blog Pepitas. Recomiendo leerlo completo:

Parece broma, no lo fue. Una simple conversación con un campesino de Sicuani que formaba parte de los manifestantes que se aprestaban a iniciar una serie de acciones de protesta en Cusco, desató una operación de inteligencia (?) que culminó con mi detención-retención en Seguridad del estado. Esa conversación consistió en preguntarle (en mi condición de periodista) al huelguista: cuántos eran, qué iban a hacer, por donde iban a marchar, etc.

Obtenida la información seguí mi camino hacia ningún destino (...) Nunca imaginé que ese peregrinaje sin rumbo fuera objeto de un “seguimiento” por parte de la policía. Al parecer mi aspecto de extranjero despertó la sospecha de los sagaces sabuesos quienes creyeron ver en mí a un infiltrado venezolano que agitaba a la masa “insurrecta”.

Después de una caminata de unas dos horas (...) me dirigí al encuentro tan temido con Xiomara, la dentista que se ocupa de mi maltratada dentadura.

Mientras esperaba leyendo esas revistas de actualidad con fecha de meses atrás, tan común en los consultorios, me llamó la atención la aparición de dos personajes que le pidieron a la recepcionista hablar con el doctor.

(...) Salieron y entré yo. (...) Noté un poco nerviosa a Xiomara (...) “Sengo - susurró- no debería decírtelo pero afuera te esperan dos policías que te consideran un agitador venezolano”(...)

Seguro de mi condición de uruguayo, periodista y solamente agitador de cocteleras, salí luego de la curación al encuentro de la autoridad (...) Allí fui abordado por un elegante joven enternado que mostrándome una placa que no alcancé a leer bien (necesito, ya a mis cuarentaisiete, anteojos para esos menesteres) me pidió que me identificara.

Al costado otro policía de civil me miraba de pesado como para intimidarme, y en la esquina asomaba la trompa de una camioneta policial con agentes, estos sí uniformados. Detrás de mí en la puerta del consultorio los dos primeros. Completamente rodeado. Saqué mi carné de extranjería, y dos carnets de prensa, los dos auténticos, lo juro.

Luego de la escrupulosa lectura de los tres documentos creí, casi estoy seguro, escuchar algo así como: “no es el hombre” seguido de un “creo que nos equivocamos”. Me cargaron entonces en el vehículo policial y hacia seguridad (así, con minúsculas) del estado me trasladaron.

Durante el trayecto y ya convencidos de mi “inocencia”, uno de ellos se desvivía en explicarme el por qué del error que habían y estaban cometiendo: “es que los agentes los vieron conversando y con su aspecto de extranjero y, como no lo conocían, desataron la operación“.

Previa constatación con la oficina de Migraciones en Lima de que yo era quien decía ser, me dejaron en libertad de movimientos. Esta operación-opereta, digna de ser dirigida por el inspector Clouseau solo confirma que el sentido común es el menos común de todos los sentidos pero es preocupante imaginar que cualquier persona con aspecto de extranjero y solo por el hecho de conversar con un huelguista pueda vivir esta situación (imaginen si este extranjero es venezolano o boliviano)

En mi caso, ¿no alcanzaba en el momento de estar en la concentración de los huelguistas que se acercaran y me pidieran que me identificara?

Sengo Pérez
Uruguayo, periodista, parrillero y artiguista.

Pd: Estoy pensando seriamente en interrumpir la próxima celebración del Inti- Raymi y al grito de “vamo Uruguay nomá” y “aguante Tabaré Vásquez” ataviado con un humilde taparrabo charrúa dejar constancia de la existencia de ese pequeño país que me vio nacer.

Es innegable la presencia de intereses y conexiones internacionales en el problema de las marchas y bloqueos, pero no es el fondo del problema, ni su origen ni su fin. Seguir achacando la conspiración internacional como motivo excusable es cerrar los ojos a los verdaderos problemas del país. En ese sentido, es alucinante la columna de García, citada en Utero.

Peace and Love.

1 comentario:

  1. excelente apreciacion, los problemas de fondo estan alli, maquillados con absurdas soluciones, de un Presidente inepto, y con un premier, sombie, que no quiere estar mas en el puesto, y eso es mas peligroso aun..

    saludos mi estimado

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